Dame Cosas Buenas

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Filosofía: amor por la sabiduría





Filosofía. Amor por la sabiduría, por el conocimiento, por el pensamiento, por la reflexión. Extraño a mis libros, viejos amigos entrañables. Hay filósofos que han marcado mi vida. Claro, cualquiera podría pensar -¿Y? ¡A mí que me importa! Sin embargo, a mí me importa y mucho y quiero volver a ese viejo amor: la lectura (masiva) y que por la tiranía de las ocupaciones uno va dejando de lado.

Hay lecturas que nos marcan. Hay autores que dejan una huella en nosotros. Marca imborrable y, al mismo tiempo, por momentos inapreciable a la distancia. ¿Será que uno va perdiendo la capacidad de soñar? ¿será que uno se va aburguesando? No sé. Sin embargo, acá estoy, esta noche, extrañando mis libros y -cholulamente también- a mis apócrifos amigos, los filósofos.

Por caso, de Jean-Paul Sartre me quedan La imaginación y Lo imaginario, libros donde tempranamente esboza su teoría, la cual años más tarde acabaría por bautizar "Existencialismo", en El Ser y la Nada. También pienso en La náusea, otro clásico, pero en este caso de la literatura -como si la filosofía no fuera, acaso, una forma más pretenciosa y menos palpable de literatura- y que le valió el Premio Nobel, que rechazara con hidalguía, para no "convertirse en una institución".

Luego, de Merleau-Ponty (compañero de andanzas de Jean-Paul) me queda todo su edificio teórico acerca de una Fenomenología de la percepción, tal el título de su libro más imprescindible, pero también los ensayos sobre cine, sobre la radio y sobre Einstein y Freud, que aparecen compilados en Signos.

También mis ojos descendieron vagamente sobre ríos de letras en las borrascosas aguas de Aristóteles, Platón, Heidegger y Castoriadis, entre otros tantos maestros. A todos ellos quiero dedicarles hoy estas líneas vacías, que -más que un repaso con pseudoacadémico- es antes, a la vez, un brindis (¡chin-chin!) y una apología de la lectura, por la lectura misma. En este punto no se me ocurre mejor definición de la Filosofía y termino como empecé: amor por la sabiduría, por el conocimiento, por el pensamiento y por la reflexión.

martes, 27 de septiembre de 2016

Madre, mujer, amante (soneto de domingo)



Madre, mujer, amante
Dueña de un destino errante
Señora de la voz cantante
Déjame que hoy te cante

Amiga del hogar y de la tardes
Y también de la pasión que arde
Hoy vengo a decirlo sin alardes
Tengo amor para que guardes

Entretanto los hijos han crecido
Inapelable signo del tiempo vivido
Y si bien parece que no soy reconocido

De nuevo regreso a tu fuente inagotable
Para llenarme en cantidad apreciable
De tu amorosa inspiración interminable














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